Día del Orgullo Friki 2007






Talleres de Henna



¡Aviso Importante!

Por cada comentario que escribáis en Sistema Anoat, un dólar será enviado a un niño camboyano sin brazos que está atado por el torso a la pata de un elefante.

Si no reenviais este mensaje, una niña muerta se os aparecerá esta noche mientras dormís, tendréis 15 años de mala suerte, el negro nazi os daá una paliza, os pincharéis con una jeringuilla cuando os sentéis en el cine, el messenger será de pago y no volveréis a probar la tortilla de patatas.

¡Esto no es ninguna broma, es totalmente en serio!

Mike Dohanson (Ohio) no escribió ningún comment y fue atropellado por un camión a la salida de su trabajo.

Louis Lopard (Vancouver) se limitó a entrar en la web y no opinar, y poco después cayó por una boca de alcantarilla mientras paseaba de camino a su casa.

Así­mismo, se dice que Helen Mibna (Sao Paulo, Brasil) fue perseguida varias calles por un chupacabras por quejarse reiteradamente de la falta de actualización de la web.

Gracias por vuestra atención.


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  miércoles, septiembre 27, 2006

Fauna de autobús, volumen 2

Muy buenas, ya regresé del Rebelcon 06 de Valladolid. Todo estupendo, salvo el mal tiempo que SIEMPRE nos hace en Valladolid.

Mientras preparo la crónica del evento os presento la segunda entrega de la Fauna de Autobús, el dossier que os permitirá sobrevivir a las especies más pintorescas de los autobuses.

En la anterior entrega conocimos a los Durmientes. Hoy, le toca el turno al Hiperactivo.


El Hiperactivo (no pararás, no)

Tenemos aquí a una de las especies más detestadas por el resto. Individuo insufrible, el hiperactivo ha pasado de actuar en autobuses a ser cada vez más visible en el Metro.

Muchos han intentado explicar el origen de su desquiciado modo de vida, pero nadie lo sabe con certeza. La teoría más aceptada es que el hiperactivo ha sido poseído por el espíritu de la Música, o que ha sido víctima del embrujo de un negro del top manta al que no quiso comprar un disco.

Es un ser no muy abundante, pero claramente reconocible y letal para los desgraciados que se sienten a su lado. El hiperactivo, joven melenudo, dinámico, sobradamente preparado y encantado de haberse conocido, dedica la mayor parte del trayecto (o incluso todo el viaje) a tamborilear con sus dedos frenéticas canciones que sólo existen en su cabeza.

Esta maniobra básica puede adornarse si el hiperactivo posee algún utensilio o instrumento, momento en el que el sujeto llega al convencimiento de que posee una batería. Para él el autobús no es un medio de transporte, es un escenario en que desplegar sus habilidades.

Encontramos el rango más desesperante de hiperactivo en el que, además de tamborilear desquiciadamente, tararea, o directamente canta. Esta cantarina subespecie de hiperactivo suele encarnarse en jóvenes metaleros y, sobre todo, en gente de color que se deja llevar por la musa de la cumbia, el reggaeton y la bachata.

Sea del tipo que sea, todos los hiperactivos tiene una cosa en común: cuanto más te molesten, más se entregarán a sus imaginarios estribillos. Al igual que los Sordos (de los que se hablará en otro capítulo), no se sienten aludidos si un viajero les mira con odio. Al contrario, sienten que su deber es amenizar el trayecto a todo aquel que se encuentre en su radio de acción.

Para terminar, es necesario indicar otro subtipo: el hiperactivo del mechero.

Esta rama no tamborilea, ni siente ligada su alma a la música: a él le gusta su mechero, siente que pierde el tiempo si no está toqueteando su mechero, y se dedica durante todo el viaje a poner nervioso al personal con su puto mechero.

Su obsesiva afición y su expresión de felicidad inducen a pensar que nos encontramos ante una fase del proto-pirómano de contenedores-paradasdeautobús-mendigos que habitan las grandes ciudades.

Raspa la piedra del mechero una vez, y otra, y otra. Chas, chas, chas. No se sabe bien por qué lo hace, pero hay quien cree que para él es una forma como cualquier otra de llegar al orgasmo.


Eso es todo por hoy. En el próximo capítulo, los Sordos.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Cuánta razón... a veces dan ganas de llevar dardos tranquilizantes, para que se estén quietos.

12:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

jaja! Cuanta sapiencia

xD
xD
xD
xD

hoyu

12:06 p. m.  

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