Día del Orgullo Friki 2007






Talleres de Henna



¡Aviso Importante!

Por cada comentario que escribáis en Sistema Anoat, un dólar será enviado a un niño camboyano sin brazos que está atado por el torso a la pata de un elefante.

Si no reenviais este mensaje, una niña muerta se os aparecerá esta noche mientras dormís, tendréis 15 años de mala suerte, el negro nazi os daá una paliza, os pincharéis con una jeringuilla cuando os sentéis en el cine, el messenger será de pago y no volveréis a probar la tortilla de patatas.

¡Esto no es ninguna broma, es totalmente en serio!

Mike Dohanson (Ohio) no escribió ningún comment y fue atropellado por un camión a la salida de su trabajo.

Louis Lopard (Vancouver) se limitó a entrar en la web y no opinar, y poco después cayó por una boca de alcantarilla mientras paseaba de camino a su casa.

Así­mismo, se dice que Helen Mibna (Sao Paulo, Brasil) fue perseguida varias calles por un chupacabras por quejarse reiteradamente de la falta de actualización de la web.

Gracias por vuestra atención.


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  miércoles, septiembre 13, 2006

Fauna de autobús: Vol. 1

Desde hace algún tiempo, y dada mi dilatada experiencia como usuario de autobús (raro es el día que no coja uno para ir a Madrid), me surgió la idea de crear una serie de informes o fichas en las que analizar el tipo de fauna que todos podemos encontrar dentro de un autobús. Me pareció una ocurrencia graciosa, digna de un monólogo, y me puse a ello.

Para los conductores de autobús tampoco me faltan ideas, pero creo que merecen un análisis aparte, profundo y detallado. Por tanto, me centraré por el momento en los viajeros.

Dentro del estudio entran principalmente los usuarios de líneas interurbanas (principalmente, los de las que van de Las Rozas a Madrid, pero supongo que también servirá para las que unen otras dos poblaciones), pero sin olvidar tampoco los de las intraurbanas (en este caso, los que circulan dentro de la ciudad de Madrid, aunque supongo que servirá para las que recorren otras grandes urbes).

Sin más dilación, y a la espera de que retome los Momentos Entrañables Bérriz, os presento el primer espécimen que se me pasó por la cabeza:


Los Durmientes


No leen. Ni escuchan música. Tampoco miran el paisaje. Simplemente, duermen. Una especie silenciosa y enigmática que cualquiera puede encontrar en la mayoría de los trayectos interurbanos .

Encontramos dos importantes subgrupos bien diferenciados:

Primer grupo: Los que luchan contra la tentación (Luchadores)

Este grupo lucha como puede por no sucumbir al sueño. Tras un día agotador, hacen lo que pueden por controlar cabezadas que acaban convirtiéndose en auténticas reverencias. Sin embargo, es inútil: por más que haga, Morfeo acabará venciendo, y el sueño le inundará.

Si el Luchador se ha refugiado en la parte de atrás del autobús, donde puede apoyarse plácidamente entre la ventanilla y el techo, nada podrá librarle de caer dormido. Será una microsiesta de un minuto, de la que despertará pegando un bote, a veces acompañado de un grito de sorpresa.

Es en ese momento cuando los dos mayores miedos de los Luchadores agarrotan sus corazones: primero, comprobar cuántas personas han contemplado tan triste espectáculo, para acto seguido disimular de la forma más digna posible; y después, formularse la gran pregunta que llena de angustia sus mentes: “¿Me habré pasado de parada? ¿Dónde estoy? ¡Ay coño!¡¡Ay coño!!”

*Luchadores “Zidane”
: el rango más alto en la jerarquía Luchador. A esta variante el sueño les ha vencido casi por completo, iniciando una maniobra de combate que en algún momento de su vida le traerá más de un problema: vencida por el sueño, su cabeza inicia una imparable caída en picado que chocará con el hombro del viajero de al lado, para acto seguido incorporarse rápidamente y disimular como si nada hubiera pasado. Dicho proceso dura menos de 2 segundos, pero la vergüenza pasada por el pobre desdichado durará todo el trayecto.

Yo, personalmente, he pertenecido a este sufrido grupo más de una vez, en especial cuando en la Facultad tenía turno de mañana y tarde.


Segundo grupo: Los que se entregan completamente a los placeres del sueño
(Marmotas)

Esta subespecie es la más abundante de entre los Durmientes. En cualquier viaje que hagáis, es casi seguro que encontraréis una Marmota. Tanto si el viaje es de 20 minutos como si es de 2 horas y media, es irrelevante: para una Marmota, los mullidos asientos del autobús son una cama inmejorable, donde dormir apaciblemente sin ningún tipo de complejos.

Y es en este punto donde se diferencian de los Luchadores: la Marmota carece de todo tipo de vergüenza o escrúpulo a la hora de entregarse a los brazos de Morfeo.

Efectivamente, desde que entramos en el autobús son claramente identificables. Distribuidas indistintamente por todo el autobús, con la cabeza echada para atrás y la boca completamente abierta, en una expresión llena de fatiga. Tanto si han estado 10 horas trabajando bajo el Sol en un andamio, como si se han pasado por el Fnac a pillarse unos discos, las Marmotas siempre aparentan haber sufrido el más duro de los desgastes físicos y psíquicos. Un desgaste que sólo un reparador sueño puede aliviar.

Y aquí entramos en una de las características más fascinantes de la Marmota: su peculiar sueño. Profundo, imperturbable, pero controlado al mismo tiempo. Mientras que los Luchadores se debaten contra el sueño, preocupados por si se les pasa su parada, las Marmotas hacen lo más parecido que se puede hacer a hibernar.

Así, aun a pesar de caer en un profundo trance boquiabierto del que pocos estímulos pueden despertarle, mágica y milagrosamente despertarán de su sueño segundos antes de llegar a su parada, a la que se bajarán frescos como una lechuga. No necesitan que nadie les avise, la Naturaleza se encarga de ello. Esta inusual capacidad ha generado fascinación y envidia a partes iguales a lo largo de los años entre la gran mayoría de especies, sobre todo entre los sufridos Luchadores.

Respecto a su diversidad cultural, es significativo señalar que las Marmotas más experimentadas, tanto en pose como en el súbito despertar, suelen ser de raza sudamericana. No hay Marmota más capaz que la peruana, colombiana o ecuatoriana, sujetos que dominan el arte de dormir en un autobús más que nadie.


La próxima semana: El Hiperactivo.

Ahí os espero.

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2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡¡Por el orgullo de las marmotas que sabemos dormir con la cabeza hacia delante y con la boca cerrada!!
Yo ya me quedo frita en cuanto el viaje dura más de veinte minutos (vamos, en todos los míos), y tengo una postura y técnica muy perfeccionadas. Nunca me he pasado de parada por ir durmiendo.

Crispa

9:18 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Una minificha muy digna Javato!!!


xD

AKA POWA!

Recuerda lo que nos diferencia de las bestias xD


;)

Un saludo,


hoyu

2:30 p. m.  

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