¡Merche, los Alcántara en Carnavales!

Aquí estoy porque he venío.
Una vez arreglado el problemilla de la barra de la derecha (gracias Crispa), Sistema Anoat inaugura este nuevo look que tiene la web con la crónica de los pasados Carnavales. La noche en la que la familia más entrañable de nuestra televisión, los Alcántara, escapó de su turbulenta realidad para dar una vuelta por la noche madrileña del año 2006. ¿Estará preparada esta arcaica y tradicional familia para enfrentarse a una realidad que no es la suya? ¿Podrán estas viejas glorias dar un paso sin ser apedreadas? En seguida lo veremos...

En aquella España de 2006, el país se encontraba en una situación complicada. El caudillo ya llevaba muchos años muerto, y Carrero Blanco había aterrizado recientemente sobre un par de turistas japoneses que paseaban por el Retiro. Murieron. El clima de malestar político era palpable, pese a que por fin el camarada socialista había destronado a la arcaica derechona y se había hecho con el poder. El debate sobre el Estatut continuaba, en la radio sonaban una y otra vez Simple Plan, y Humor Amarillo por fin decidió volver con nosotros.
Es en esta situación cuando decidí coger al facha de mi padre y a la sumisa de mi madre y proponerles ir a cenar fuera por Madrid, lejos del turbio ambiente de San Genaro, donde la pequeña Karina seguía calentando la p***a a todo lo que tuviera menos de 12 años. Maica había sido arrestada hace poco por tráfico de narcóticos, pero prefieron no hablar de eso.
Bien, pues se me ocurrió que podíamos ir toda la familia a un italiano. Mi padre cogió el teléfono y llamó a Tinín, que finalmente no pudo ir porque unos cuantos nazis le estaban quemando el bar. Carlitos tampoco pudo venir. Estaba de botellón.
Quedamos en el piso que el fascista de mi padre tiene en Arguelles, donde nos arreglamos todos un poco.


Exlusiva para el DVD: Making of, creando al auténtico Antonio Alcántara.


Alcántara Behind the Mask: maquillándose en el espejo.


Merche sin el pelucón.



Con el facha de mi padre, sin poder contener mi rojez.


Antonio Alcántara embutido en su ya mítica camisetilla interior.


Buda, el mejor perro del mundo. Os quiere a todos y cada uno de vosotros.


Cuéntame, tú que has vivido...




Mi padre, Antonio Alcántara, el Rey de su casa.


No se puede ser más bueno.




Ven Toby, vamos al chalé que Don Pablo nos ofrece.

Mientras tanto, la hippy de mi hermana estaba por Callao bailando danza del vientre, alguna de esas cosas raras que aprendió en Ibiza mientras tocaba la guitarra y pedía limosna. Eso sí, mi camarada y fiel compañero Eugenio estaba ahí para saciar mi sed de progresismo.


¡¡¡Por la República!!!

Una vez listos, salimos a recoger a Irene de su clase de danza del vientre, y nos dirigimos raudos al restaurante Pasta Nostra, Pizza Nostra, por la zona de Banco de España, donde se comen unos calzones de impresión. Inmensos. Al sentarnos, la gente nos miró como si fuéramos de otra época. La verdad es que estaban alucinados, nos felicitaban y nos decían que estábamos muy logrados. No sé a qué se referirían, supongo que a la bomba que fabriqué ayer para la kale borroka.


La Familia Alcántara, entrañable como ella sola. Ved cómo el patriarca nos acoge en su seno.


Pon un Alcántara en tu vida



En fin, lo demás es historia. Nos reímos mucho y lo pasamos muy bien, haciendo fotos y grabando vídeos.


¡¡Viva Carrillo, coño!!


Eugenio y Merche, la familia feliz.

Mi abuela (que ocupó el espacio que le correspondía a Tinín) estuvo muy callada todo el tiempo, quizá sea porque no le sirvieron comida.


Herminia, siempre en nuestros corazones.

El facha de mi padre seguía igual de facha que siempre. Se le veía absorto con su copa de vino, seguramente pensando en aquella inolvidable noche de hotel que compartió con Don Pablo.


Antonio Alcántara, ese hombre.


Grabadora en mano, recorremos la carta...


Me cago en la cuna que me arrollooooooooo...


Cagoenlache Desiderio, que me sacas los colores...


¡Pater, Pater, que te ronca la mandarina!


Qué entrañable estampa.

Mi madre se había olvidado los tres botes de laca en casa, por lo que tenía algunos problemas con su deslumbrante cabellera.


Mi madre (feliz tras haber arrancado la cabellera a Pili), con Inés y Eugenio.


Eugenio no sabe cómo reaccionar ante el pedo de su suegra.


El saboor...


...del primer besooo...

Yo estaba feliz, alimentándome de mi inabarcable ansia de comunismo, y mi hermana Inés estaba guapa a más no poder.


¿Habéis visto a una hippy más guapa y satisfecha?


Los recién casados.


Por si no conocéis el restaurante...aquí lo podéis ver...


Así mejor. Los hermanos Alcántara.

Durante toda la velada, iba accionando la grabadora digital birlada del Diario Pueblo, para que la camarada Ana Belén endulzara nuestros oídos con su dulce serenata.


Un rojo muy contento y feliz.


Que viva el incesto y el amor libre.


Iniciando a Inés en el bello arte del trostkismo.

También hablamos con un divertido sujeto de cabellera azul, que a saber si tendrá hijos, o qué.


En Carnaval todo es posible.


¡Atiende qué rojazo!

Al acabar la cena volvimos a nuestra época, sólo para encontrarnos con que Cervan había sido acusado de pederastia. Se veía venir.

Fdo: Toni Alcántara, para Diario Pueblo.