Día del Orgullo Friki 2007






Talleres de Henna



¡Aviso Importante!

Por cada comentario que escribáis en Sistema Anoat, un dólar será enviado a un niño camboyano sin brazos que está atado por el torso a la pata de un elefante.

Si no reenviais este mensaje, una niña muerta se os aparecerá esta noche mientras dormís, tendréis 15 años de mala suerte, el negro nazi os daá una paliza, os pincharéis con una jeringuilla cuando os sentéis en el cine, el messenger será de pago y no volveréis a probar la tortilla de patatas.

¡Esto no es ninguna broma, es totalmente en serio!

Mike Dohanson (Ohio) no escribió ningún comment y fue atropellado por un camión a la salida de su trabajo.

Louis Lopard (Vancouver) se limitó a entrar en la web y no opinar, y poco después cayó por una boca de alcantarilla mientras paseaba de camino a su casa.

Así­mismo, se dice que Helen Mibna (Sao Paulo, Brasil) fue perseguida varias calles por un chupacabras por quejarse reiteradamente de la falta de actualización de la web.

Gracias por vuestra atención.


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  jueves, abril 05, 2007

Fauna de autobús, volumen 5

Retomamos la serie de artículos destinada a radiografiar la peculiar fauna que podemos observar en nuestro viajes en autobús. Hemos visto los Durmientes, los Hiperactivos, los Sordos y los Lectores. Es el turno de la especie más vetusta de todas: las Ancianas de Compañía.



Las Ancianas de Compañía (sí, lo acabo de decir, pero hace falta un título)

Esta envejecida especie ha hecho del primer asiento del autobús su verdadero e indiscutible hábitat. Pocas especies se atreven a arrebatárselo, o a cuestionarse si quiera su pertenencia. Formada exclusivamente por miembros del sexo femenino, la edad de los integrantes de este grupo suelen rondar los 50 y pico años, aunque los rangos más altos (la casta de las Venerables, curtidas en miles de conversaciones con cientos de conductores) pueden llegar a los 90.

El mayor enemigo de esta especie es el aburrimiento. El silencio. La falta de conversación. Por ello, nada más subir, saludarán voz en grito y con toda naturalidad al conductor, como si lo conocieran de siempre. Obviamente, en la mayoría de los casos no lo conocen de nada, pero eso es irrelevante. Mientras se sienta en la primera fila, la Anciana de Compañía preguntará alguna cuestión intrascendente, generalmente relacionada con los horarios de la línea o con el tiempo. También es irrelevante, pues lo importante es iniciar la conversación.

A partir de ese momento, el objetivo de la Anciana de Compañía es claro: charlar con el conductor. De lo que sea. Durante todo el trayecto. El sufrido conductor, obligado a permanecer en su asiento (efectivamente, no puede huir), debe escuchar con una sonrisa todo lo que esta sociable especie le venga a bien contar. Las notas de su nieto, el trayecto que hacía la línea en sus tiempos mozos, el clima, el aborto de la gallina…Como he dicho, es lo de menos. El caso es asediar al conductor con conversaciones intrascendentes.

Algunos conductores han intentado evitar darles conversación. Han fracasado. Guardar silencio no sirve de nada ante las Ancianas de Compañía, pues ellas continúan hablando, gritando a veces, hasta que el conductor les responde, reanudándose así la conversación.

Es, por tanto, y al igual que las Grupis de Autobús (que veremos más adelante), una especie femenina cuya actividad gira en torno a la figura cálida y paternal del conductor de autobús (si bien, como veremos, las motivaciones de las Grupis de Autobús son ciertamente distintas).

Es de las pocas especies (junto a los Goñis, de los que también hablaremos) que son temidas por el conductor, y de las únicas que no suponen un riesgo para el resto de viajeros. Por último, destacaremos que son una especie diurna, por lo que los asientos delanteros son ocupados por otras especies (por ejemplo, las Grupis) durante su ausencia nocturna.


Que la Fuerza os acompañe

 


Sistema Anoat
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